El golpe separatista costará entre 1.000 y 2.000 euros a cada trabajador catalán en 2018
El golpe separatista va a salir caro. En 2016, Cataluña cerró con un crecimiento económico de 212.000 millones de euros. Entonces, la región lideraba la economía de España. Ahora la historia es bien distinta. Son varios los indicadores que señalan un desplome importante del crecimiento económico, incluso de más de dos puntos en la región.
Dejando a un lado la inestabilidad y la imagen de cara a nuevos inversores, el desafío catalán tendrá un impacto en el bolsillo de los 3,2 millones de trabajadores catalanes.
La Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS) contemplaba una caída en el crecimiento de la economía catalana que se enmarcaba en el 1,7% en el próximo ejercicio.
Los cálculos de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) son aún más devastadores. Estima que el PIB de Cataluña podría caer entre un 0,7% en el escenario central y un 2,7% si se prolonga el desafío soberanista.
Calculadora en mano, las opciones oscilan entre que Cataluña entre en recesión o tenga un crecimiento del 1,7 por ciento. Una cifra que, traducida a pérdidas económicas, significa entre 3.000 y 6.500 millones de euros. Es decir, quienes tendrán una repercusión en su bolsillo serán los 3,2 millones de personas que, actualmente hay en activo en Cataluña, dejarán de ganar entre 3.000 y 6.000 euros en 2018.
Coste del éxodo de empresas
Los efectos de la fuga de empresas catalanas desde el 1 de octubre están siendo demoledores en términos de recaudación por el Impuesto de Sociedades.
El 21% de la recaudación nacional por el Impuesto de Sociedades procede de Cataluña. Un dato que se verá alterado gracias a la inestabilidad e incertidumbre económica generada por el órdago independentista.
Hasta la fecha 2.798 empresas, algunas multinacionales, han decidido trasladar su sede fiscal o social a otros puntos de España. Un éxodo por el que Cataluña ingresará 2.600 millones de euros menos.
Sólo 40 de esas 2.798 empresas generan una recaudación de 2.100 millones de euros y suponen cerca del 5,8% del PIB catalán. Los otros 500 millones proceden de los ingresos que generan el resto de grandes y medianas empresas. Un dinero que ya no entrará en las arcas públicas catalanas.
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